Biografía de Cipriano de Valera: Terminó de revisar y editar la Biblia en español
Cipriano de Valera, nació en 1532, en Valera la Vieja, Sevilla, España, y murió en 1602. Sacerdote en el monasterio jerónimo de San Isidoro del Campo, abrazó la reforma, y con varios de sus compañeros, logró escapar a Ginebra. Su obra principal es la traducción de la Biblia, basada en la de Casiodoro de Reina.
Fue el más diligente y prolífico de todos los escritores adheridos a la causa reformada. Entró de joven en el monasterio de San Isidro del Campo, donde aceptó la Reforma. Huyó de allí ya antes de iniciarse la persecución, en 1555, y se refugió en el extranjero. En Ginebra, en Holanda, en Inglaterra, dondequiera que residió el fugitivo, pero especialmente en este último punto, hizo crujir las prensas con los escritos de su pluma.
Su obra más extensa lleva por título: "Dos tratados, del papa y de la misa". En el primero se refiere al papa y a su autoridad, y a lo que, concerniente a este punto, enseña la Sagrada Escritura y los doctores y concilios antiguos. El segundo se refiere a la misa, aportando datos procedentes de las mismas fuentes. El propósito de ambos tratados es el de demostrar con la palabra de Dios la falta de base del sistema papal y de la misa.
En el tratado sobre el papa hace una recopilación de los desmanes atribuidos tradicionalmente a los papas. Contiene una curiosa colección de refranes que reflejan el concepto que merecía en la mente popular el clero de aquellos tiempos. La idea principal del tratado es presentar a Cristo como el único mediador entre Dios y los hombres. Idénticos propósito y método se encuentran en el tratado sobre la misa. Contrapone al concepto romano de la que ellos llaman eucaristía, con la evidencia de la Iglesia antigua, o sea, la sencilla Comunión como un recuerdo y un símbolo, adoptado de modo general por los creyentes cristianos emancipados de Roma. Al fin del tratado se ocupa del verdadero sacerdote y del verdadero sacrificio hecho por el Sumo Sacerdote, Jesucristo.
Otro de sus escritos es el "enjambre de falsos milagros e ilusiones del demonio con que María de la Visitación... engañó a muchos", en el que su mordacidad se ceba a placer sobre la superstición tan en boga en sus tiempos. Sin embargo, debe destacarse que es corriente que las obras simplemente anticlericales se distingan por su malicia, en tanto que en él, la ironía se halla envuelta por una compasión verdaderamente cristiana, compasión que Valera siente por quienes carecen de la verdad, por haberles sido mixtificada (falsificada). Por ello, concluye este tratado con la seria y fervorosa amonestación de acudir a Cristo, el único que obra verdaderos milagros, para recibir de él, el mayor de todos los milagros, la paz del alma.
Cipriano de Valera atestiguó el respeto y la estima que sentía por el reformador de Ginebra (Calvino) traduciendo sus "Instituciones Cristianas" al castellano.
Parecido a la "Epístola consolatoria de Juan Pérez de la Pineda a los cristianos perseguidos en España", es su "Tratado para confirmar en la fe cristiana a los cautivos de Berbería", que dirige Valera a los cristianos que habían caído en manos de los numerosos y potentes piratas mahometanos de Argelia. Su propósito es confirmar en su fe a los cautivos, para que no renieguen de ella. Su verbo se inspira y eleva cuando pasa a describir los consuelos de la fe cristiana, y muestra la Sagrada Escritura como un refugio de la pesadumbre y desesperación, como un arma eficaz contra los enemigos del alma y del cuerpo, y como fuente de toda doctrina cristiana. Otra obra suya es el "Aviso a los de la Iglesia Romana".
Sus folletos, de carácter popular, eran escritos pensando en las masas, y en el lenguaje que éstas comprenden y gustan. En último término, lo que procuraba era disipar la obcecación (la ceguera tenaz) de los "líderes religiosos", que son la minoría, y la ignorancia del pueblo, que es la mayoría, sobre puntos de capital importancia, no sólo para los individuos como seres humanos aislados, sino también para la convivencia social; obcecación e ignorancia que habían hecho posible una hecatombe, de la cual, como desterrado, él mismo estaba sufriendo las consecuencias.
La obra de Valera que más fama le ha aportado ha sido su versión de la Biblia. Fue impresa en Amsterdam en 1602. Al escribirla, Valera sigue fielmente la traducción de Casiodoro de Reina, con muy ligeras enmiendas en el lenguaje y en los sumarios de los capítulos. Esta versión es la de general aceptación todavía entre los cristianos actuales de habla española. Considerando que la labor de Valera se limitó a la corrección lingüística de la traducción de Reina, merece en justicia, que se la denomine la versión Reina-Valera y no sólo de Valera.
Tomado del libro de Samuel Vila, 1977, Historia de la inquisición y la reforma en España, CLIE.