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¿Cómo evitar que nuestros hijos se vayan al mundo?

Niño leyendo la Biblia con su madre

Susana Wesley dejó en su biografía un secreto de oro para las madres modernas que no saben qué hacer con sus pequeñas familias de uno o dos hijos: "Para formar la mente del niño, lo primero que se debe hacer es dominarle la voluntad", describe con una sabiduría que solo la Biblia le pudo enseñar. Pero, ¿qué es lo que domina la voluntad de un ser humano? ¿qué es lo que detiene a un joven de hacer lo malo?

Algunos dirán: "pues el temor de Jehová, si el joven está consciente que Dios lo está mirando se detendrá de pecar". En parte esto es verdad, lo común es que el hombre haga lo correcto por temor a la reprensión o a las consecuencias negativas. Pero el Señor no lo está mirando con un gran mazo esperando el momento a que se equivoque para aplastarlo. Al contrario, Dios es lento para la ira, y muy paciente con tus hijos. Incluso algunos se confunden pensando que la ausencia de castigo inmediato es licencia para seguir haciendo lo malo.

Otros dirían que la forma de dominar la voluntad de sus hijos es mediante la "motivación positiva", recompensando su buena conducta con premios e incentivos materiales o afectivos. Quizá funcione temporalmente, pero esta técnica lo único que desarrolla en los hijos es un espíritu de mercenario: "cuánto me das, cuánto me porto bien". Cuando ellos no vean ningún beneficio en hacer lo correcto entonces resbalarán o, peor aún, cuando hacer el bien implique una pérdida personal, huirán. Siempre actuarán bajo conveniencia, calculando su costo-beneficio personal.

La Biblia dice que el temor de Jehová es aborrecer el mal (Pr. 8:13). ¿Cómo un joven puede aprender a aborrecer el mal?: aprendiendo los principios de Dios que están en su Palabra. Solo así es posible forjar el carácter de Jesucristo en los jóvenes. El carácter es lo que determina la conducta del hombre sin importar sus circunstancias. Cuando un joven ha sido formado en los principios de Dios, entonces hará siempre lo correcto porque simplemente es lo correcto, sin importar las consecuencias negativas ni las ganancias personales, incluso a pesar de las pérdidas personales.

Los principios de Dios son leyes universales para el alma. Así como las leyes físicas se cumplen en cualquier parte del mundo (por ejemplo, la ley de la gravedad), las leyes que Dios ha establecido para el alma del ser humano se cumplen y se cumplirán siempre. Por ejemplo, el perdón es un principio de Dios muy importante, y nadie puede vivir en paz sin perdonar a quienes le han ofendido. Sin perdón, la amargura vendrá a la vida del hombre sin remedio, sin posibilidad de excepción. Es una ley.

Muchos padres no saben cómo enseñar los principios bíblicos a sus hijos. La mayoría no han recibido en ellos mismos la capacitación de parte de sus propios padres. Muchos países están alejados de Dios y de sus principios, y por consiguiente son naciones de mal carácter donde domina la pereza, la desobediencia, la apatía, la auto lástima, etc. Tenemos la oportunidad de cambiar esta triste realidad sembrando en nuestros hijos los principios de Dios y de esta manera rescatarlos de la dinámica del mundo que cada vez va de mal en peor. El Mensajero.
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