Los hijos son herencia de Dios, enséñales valores espirituales
¿Qué instrucción moral o espiritual les estás dando a tus hijos?
¿Les brindas el amor y el tiempo que necesitan valorándolos y estimándolos?
Amigo lector; ¡Sabes! los hijos son herencia de Dios, y su palabra dice que gran estima es el fruto del vientre. Nuestros hijos son un tesoro, son como un diamante en bruto y nosotros como padres tenemos la responsabilidad de hacer los cortes perfectos al diamante, para que salga todo su brillo y belleza, o dañarlo, de tal manera que sus cortes sean irreparables y nunca tengan brillo y valor real. Hay algo muy importante que nos tiene que hacer reflexionar: nuestros hijos son la bendición de Dios, ellos no son una casualidad en nuestra vida porque ÉL los formo en el vientre .(salmo 139:13)
Los esperamos durante nueve largos meses, imaginándonos como serán, a quienes se parecerán, tanto anhelo y expectativas pero al nacer y comenzar a crecer, parece que la importancia que tenían se desvía a otros asuntos como el trabajo y los compromisos con terceros, lo sujetamos a presiones diarias, y los vamos involucrando en nuestro mundo adulto y su afán, olvidándonos que ellos son frágiles y delicados, y nos damos cuenta de ello, sólo cuando sus actitudes y reacciones no nos parecen normales, y creemos que es demasiado tarde para cambiar todo y comenzar de nuevo. Pero a pesar que el tiempo es nuestro peor enemigo, es tiempo de reconocer que en nuestros hijos, Dios nos ha entregado tesoros preciosos para que los cuidemos aquí en la tierra, y si no los hemos cuidado como corresponde, nunca es tarde para rectificar y comenzar de nuevo.
Amigo ¿Qué harías si recibieras una herencia? ¿Cómo la administrarías? ¿Despilfarrarías el dinero, comprarías cosas innecesarias, o harías buenas inversiones para que al final de tu vida recojas el fruto de una buena administración? Así será con los hijos, ellos son la herencia de Dios para nosotros los padres, y serán la extensión nuestra aquí en la tierra, y lo que sembremos en ellos será lo que recojamos a lo largo de nuestra vida.
A ninguno de nosotros se nos ha enseñado como ser buenos padres, y si hubiera una "escuela para padres", tal vez nuestras ocupaciones nos impedirían asistir a ella. Enseñamos a nuestros hijos con un patrón de conducta aprendido de generación en generación, creyendo que aprendimos lo correcto y eso lo repetimos en la crianza de nuestros hijos, realmente ser padres requiere de una gran responsabilidad y una atención especial porque ¿quién quiere ocasionar daño a sus hijos?.
Ahora, ¿Es posible criar correctamente a los hijos con amor? ¡Sí! La Biblia nos dice "Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios" 1º Juan 4:7. Y su ley de amor que es perfecta dice que corrijamos a nuestros hijos en tanto que hay tiempo y esperanza, pero que no se apresure nuestra alma a destruirlos.
Dios es amor, Él no tiene amor sino que es la esencia misma del Amor. Pero, ¿Qué es Amor? Es un sentimiento de afecto que una persona experimenta por otra. Es un afecto compasivo del corazón, es un sentir especial que Dios inspira en nuestro interior.
El amor que sentimos por nuestros hijos debe ser para toda la vida y no sólo cuando son unos tiernos bebes. Amar es dar, y esto a su vez produce una reacción en la persona que recibe amor y devuelve amor, es un sentimiento que se retroalimenta y llega a las personas (padres e hijos) con lazos tan fuertes que las circunstancias adversas no lo pueden romper antes por el contrario los fortalecen.
Dios nos dio hijos para que los amemos y disciplinemos, para preservarlos del camino de la destrucción. Estamos viviendo tiempos difíciles que amenazan ferozmente a la familia, y para salvarla necesitamos comprender con urgencia que debemos aprender a desarrollar el amor que Dios ha puesto en nuestros corazones, ese amor especial, amor de padres que instruye al niño en su camino para cuando sea viejo no se aparte de él.
El conocer las necesidades básicas de nuestros propios hijos como son el amor, la aceptación, el valor propio, seguridad, nos ayudará a dedicarles tiempo, aprender a oírlos. La sociedad nos presenta métodos equivocados para ayudar a nuestros hijos, uno de ellos es la complacencia, otro no corregir adecuadamente cuando se lo merecen Nuestros hijos necesitan sentirse entendidos y corregidos en las diferentes etapas y edades y nosotros tenemos la responsabilidad de guiarlos a valores morales y espirituales que los ayuden a encontrar el buen camino a lo largo de su vida.
No podemos confundir el amor con un sentimiento manipulador y egoísta, pretendiendo llenar los vacíos y supliendo las necesidades de nuestros hijos con cosas materiales y en complacer todos sus caprichos, creyendo que estamos haciendo lo mejor cuando ellos realmente lo que esperan y necesitan de nosotros es un consejo, un te amo, una caricia, un beso.
El tiempo que invirtamos en escucharlos, entenderlos, y darles herramientas para resolver sus problemas, es tiempo bien compartido, es ganancia para los padres, porque estaremos con ellos en las alegrías para reír juntos, en sus crisis seremos su apoyo, que siendo sus amigos en todo tiempo, teniendo respuestas a sus interrogantes, porque las cosas materiales solo ocuparán un espacio en su habitación, más nunca en su corazón.