Dios sigue haciendo maravillas, Él no cambia
“Tu eres el Dios que realiza maravillas, el que despliega su poder entre los pueblos.” Salmos 77:14
Tenemos a veces una imagen de Dios según la medida de nuestras circunstancias. Cuando las cosas nos sonríen, y el día es soleado, podemos divertirnos, tenemos trabajo, logramos con éxito lo deseado, en esos días pensamos que tenemos un Dios grande y poderoso, alabamos con alegría y con ganas.
Somos buenos cristianos y confiamos, porque es fácil. Pero cuando las cosas empiezan a salir mal y llueve sobre mojado, cuando no estamos saliendo de un problema y se viene otro peor, cuando no podemos pagar las deudas, y falta el trabajo, cuando la salud empeora y los remedios encarecen, cuando fracasan los negocios y no hay salida, cuando no hay nadie cerca que nos de una mano y nos sentimos solos y desamparados, creemos que Dios ya no es tan grande. Nos cuesta recordar esa imagen de todopoderoso que le asignábamos a Dios cuando todo marchaba bien.
Los problemas nos oscurecen la mirada y nos sacan de foco.
Y nos confundimos. Tenemos la osadía de medir a Dios con nuestros parámetros y pecamos. Porque las circunstancias que vivimos nunca pueden condicionar a Dios. Es solo nuestra percepción de las cosas que vivimos lo que hace que cambiemos la manera de pensar.
Dios no cambia. Sigue siendo poderoso, y sigue haciendo maravillas. Incluso en tu vida y en la mía. Dios sigue teniendo el control de todo. Y Él es suficiente. Jamás nos deja, jamás nos olvida, jamás nos abandona, por peor que sea tu situación, Dios esta contigo. Nunca se va de tu lado, nunca disminuye su poder. Dios sigue siendo enorme en las buenas y en las malas.
Es lo que comprobó un pastor que vivía detrás de la cortina de hierro, durante los años de la persecución. Un día la policía entra en su casa y toman prisionero a toda su familia sola por ser cristiano. Le expropian la casa y todos sus bienes. Delante de sus ojos matan a su esposa y a sus hijos. Lo desnudan y lo golpean brutalmente. Lo torturaron durante semanas y finalmente lo tiraron en una celda oscura, solo, lastimado, desnudo, herido en el cuerpo y en el alma, sin ningún bien, sin ropa, sin familia, sin amigos.
Cuando estaba en la celda, este hombre pudo decir: Cuando me habían sacado todo, me di cuenta que todavía tenia a Dios, y era suficiente.
Dios hace maravillas, también puede hacerlas en tu vida. Dios es suficiente.