¿Puede un creyente verdadero llegar a ser poseído por Satanás o los demonios?
¿Cómo Ataca satanás o sus demonios a un verdadero creyente?
Gracias por su consulta. Respetando como el que más las opiniones en contrario que sostienen algunos sinceros hombres de Dios, mi convicción fundamentada en la Biblia hasta dónde el Señor me ha permitido conocerla, es que un creyente no puede ser poseído ni por Satanás ni por sus demonios.
La posesión espiritual claramente implica propiedad y el control de la conducta de una persona. Por tanto es imposible ser propiedad y estar controlado por Satanás y al mismo tiempo tener una relación salvadora con Cristo. Los que somos de Cristo hemos sido comprados por él a precio de su propia sangre. Pertenecemos a Cristo y jamás dejaremos de ser de él. Los creyentes somos la morada del Espíritu Santo, mal podemos ser al mismo tiempo la morada de Satanás y sus demonios.
Aunque Satanás y sus demonios no pueden poseer a un creyente, sí pueden atacar o influir negativamente a un verdadero creyente. Esto se aprecia en textos como Efesios 6:10-12 donde dice: "Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes."
Este pasaje bíblico habla de las asechanzas del diablo contra el creyente. Habla también de la lucha que sostiene el creyente contra seres espirituales malignos, es decir contra Satanás y sus demonios.
En el mismo sentido nos hablan textos como Santiago 4:7 donde dice: "Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros."
La deducción lógica por tanto es que Satanás y sus demonios no pueden poseer a un genuino creyente, pero sí pueden atacar o influir negativamente a un verdadero creyente. De modo que cuando se trata del pueblo de Dios, los espíritus malignos son solamente espíritus de influencia.
Esto no es verdad respecto a los incrédulos en el mundo. Cuando un incrédulo permite que Satanás o sus demonios le posean, quedan atrapados en sus garras, bajo su control, cegados en sus corazones y en sus mentes, y completamente muertos a la verdad espiritual hasta que el Espíritu Santo les otorgue vida. Volviendo a los creyentes, el ataque o influencia de Satanás ocurre cuando el creyente voluntariamente permite el pecado en su vida.
Eso se desprende de lo que dice Efesios 4:26-27 donde dice: "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo"
Cuando un creyente permite el enojo o cualquier otro pecado en su vida, está dando lugar al diablo. Esto significa que está creando las condiciones necesarias para que el diablo y sus demonios puedan organizar sus ataques.
A manera de ejemplo, un creyente que permite el resentimiento, o el rencor, o la amargura, estará dando oportunidad o lugar al diablo. Éste, ni corto ni perezoso aprovechará esa puerta que ha abierto el creyente, para ejecutar un bien planificado ataque.
Como consecuencia, ese creyente vivirá atormentado por una variedad de problemas en el campo espiritual, en el campo emocional y aun en el campo físico. Un creyente amargado o rencoroso tendrá dificultades en su comunión con Dios, se volverá un esclavo de la persona contra la cual está resentido o enojado, vivirá sólo pensando en esa persona, en cómo vengarse de ella, e inclusive sufrirá de úlceras, dolores de cabeza, etc.
La manera bíblica de luchar contra Satanás y sus demonios, a quienes se ha dado lugar en la vida de un creyente es por medio de reconocer el pecado, confesar el pecado, apartarse del pecado y vestirse de la armadura de Dios.
Fuente: Programa radial La Biblia Dice.