Deja de vivir en la soledad y construye una amistad
Alguien dijo: la soledad es la peor de las compañías. Y es cierto. Somos seres interactivos, sociables, creados para actuar en conjunto.
El apóstol Pablo declara en la Biblia que “el plan inmutable de Dios ha sido desde la eternidad adoptarnos en su propia familia, trayéndonos hacia él a través de Jesucristo y esto ha sido de su pleno agrado”. Familia, Padre, amor, hermanos, son palabras que usamos a diario pero muchas veces ignoramos el alcance de esta realidad. Uno de los perfiles más simpáticos de Dios es el de Padre y este título me declara a gritos que todo ser humano fue creado para vivir en familia.
Desde el Génesis. Dijo Dios “no es bueno que el hombre esté solo, le haré una ayuda ideal, dijo más tarde: únanse en una sola carne, luego: fructificad y llenad la tierra con familias... ¿Ves? Fuimos hechos para relacionarnos, primero con Dios: espíritu, luego con nosotros mismos: alma, y también con nuestros semejantes: pareja, familia, comunidad, iglesia, etc. Por lo tanto desde el momento que te dispones a vivir enfrascado en tus asuntos en hermética soledad, te apartas del plan eterno de Dios y comienzas tu declive rumbo al fracaso. Cuando das recibes.
Cada persona que entra, por así decirlo, en tu vida, da una pincelada más a tu ser. Algunos son verdaderos artistas que decoran tu existencia con una armonía de colores que enriquece. Otros, en cambios, son asesinos de la gracia, solo buscando tus defectos para luego retirarse manchando con colores oscuros el retrato de tu vida, pero de alguna manera la interacción nos modifica, para bien o para mal. “Hierro con hierro se afila, dice Salomón, así el hombre al construir una amistad con un semejante, perfecciona su perfil. Igual que el metal de una herramienta necesita de otro metal para afilarse, desde el momento en el que te embarcas en la travesía de la interacción, eres enriquecido y perfeccionado.
No puedes madurar solo, Claro que amar es arriesgar el corazón, pero al final sales ganando. ¡No te pierdas la bendición de vivir cerca de otros! Por Pablo Martini.