Qué es el chime y cuales son sus efectos negativos
En esto del chisme, es como en la casa del jabonero: El que no cae resbala.
Sin embargo, otra característica de la vida auténticamente cristiana es evitar el chisme.
Antes de proseguir, permítame una explicación sobre lo que es el chisme. Según el diccionario, chisme es la noticia verdadera o falsa con que se pretende indisponer a unas personas con otras o se murmura de alguna forma.
La definición en muy clara, el chisme es el arte de esparcir noticias, las cuales pueden ser verídicas o falsas, con el propósito claro de hacer daño a unos, ante otros.
La diferencia entre un chisme y un rumor, es que el chisme esparce noticias verdaderas o falsas, en cambio el rumor esparce noticias falsas. Tanto el chisme como el rumor tienen el propósito de atentar contra la integridad o la imagen de una persona.
Ahora que hemos explicado lo que es el chisme, consideremos los efectos del chisme. La Biblia nos habla de varios efectos, todos ellos negativos.
En primer lugar, el chisme descubre el secreto. Note lo que dice Proverbios 11:13 "El que anda en chismes descubre el secreto; mas el espíritu fiel lo guarda todo".
Varias cosas que suceden a las personas es mejor que se las guarde en secreto, no para encubrir el pecado, sino para no causar más daño que el que ya ha causado el pecado, pero cuando una persona comienza a divulgar lo que pasó, está descubriendo el secreto, y causando un grave mal a quién es víctima del chisme.
En segundo lugar, el chisme divide aún a los mejores amigos. Eso es lo que dice la Biblia. En Proverbios 16:28 leemos lo siguiente: "El hombre perverso levanta contienda, y el chismoso aparta a los mejores amigos".
El chisme es como un filo cuchillo que corta los vínculos más fuertes de amistad. Alguien ha personificado al chisme de esta manera: Destruyo hogares, destrozo corazones, arruino vidas. Viajo en las alas del viento. No me importa la verdad, no tengo respeto por la justicia, no tengo misericordia por el indefenso.
Al respecto de que el chisme puede viajar en las alas del viento, viene a mi mente una historia que oí alguna vez. La esposa de un granjero había echado a rodar por el vecindario un chisme infundado acerca del pastor de su iglesia. Todos los habitantes del pueblo se enteraron de lo que supuestamente había hecho aquel pastor. Algún tiempo después, la mujer que corrió el chisme se enfermó gravemente y temiendo que iba a morir confesó que lo que había dicho sobre el pastor de la iglesia era falso. Gracias a Dios no murió y más bien recuperó la salud. Arrepentida por lo que había hecho se fue a buscar al pastor en su oficina a rogar que le perdone. El anciano pastor le dijo: Con mucho gusto le perdonaré siempre y cuando me complazca un deseo. Por supuesto, dijo la mujer. El pastor prosiguió diciendo: Vaya a su casa, mate una gallina negra, sáquele todas las plumas, póngalas en una canasta y tráigalas acá. La mujer regresó en una media hora. Aquí está lo que me pidió, dijo al pastor. Este miró la canasta llena de plumas de la gallina negra y dijo: Muy bien, ahora quiero que vaya a cada esquina del pueblo y arroje un puñado de esas plumas, las que sobren llévelas a la parte más alta de la torre de la iglesia y arrójelas al viento y luego venga a verme nuevamente. La mujer hizo exactamente como el pastor le pidió. Cuando regresó donde el pastor con la canasta vacía, el pastor le dijo: Ahora quiero que vaya por toda el pueblo y recoja todas las plumas que arrojó sin que falte una sola. La mujer se quedó mirando la cara del pastor y dijo: ¿Qué? ¡Eso es imposible! El viento habrá llevado las plumas quien sabe a dónde. Poniendo su brazo sobre el hombro de la mujer, el pastor le dijo: Así es querida hermana. Yo le perdono por chismear contra mí, pero nunca olvide que es imposible arreglar el daño que puede causar un chisme.
Otro efecto del chisme son las peleas. Proverbios 26:20 dice: "Sin leña se apaga el fuego, y donde no hay chismoso, cesa la contienda."
Así como la leña aviva el fuego, el chisme aviva la pelea. El hogar donde hay chisme es un hogar donde habrá peleas. La iglesia donde hay chisme es una iglesia donde habrá peleas. La oficina donde hay chisme es una oficina donde habrá peleas. Las peleas son inevitables donde reina el chisme. Cuando alguien se entera que está siendo objeto de un chisme, es inevitable que intente por todos los medios descubrir quién ha echado a rodar ese chisme.
La consecuencia inevitable es el distanciamiento, la sospecha, la duda, la división y la discordia. Cuánta razón tiene la Biblia cuando dice que donde no hay chismoso cesa la contienda.
Luego de haber explicado lo que es el chisme, y los efectos del chisme, nos corresponde tratar acerca del engaño del chisme. Admitámoslo, todos sabemos que el chisme es malo, pero a todos nos entretiene. ¿Por qué? Bueno, porque eso es lo que dice la Biblia. En Proverbios 18:8 leemos: "Las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas."
El chisme se presenta siempre con un rostro atractivo, aristocrático, la Biblia lo ha comparado con un bocado suave, delicado, apetecible, pero penetra hasta las entrañas. Es tan fácil y tan atractivo prestar el oído a un chisme. Inclusive a veces lo justificamos pretendiendo que aparezca como algo inocente.
Cuántas veces no habremos caído en el chisme al mencionar motivos para orar en alguna reunión de oración, por ejemplo. Cuando decimos que debemos orar por tal o cual persona por cuanto ha hecho tal o cual cosa, o le ha pasado esto o aquello. No está mal orar con conocimiento de causa, por cosas muy específicas, pero debemos tener mucho cuidado para no disfrazar el chisme bajo el manto de pedido de oración. No olvide que las palabras del chismoso son como bocados suaves, y penetran hasta las entrañas.
Luego de haber hablado sobre la explicación del chisme, el efecto del chisme y el engaño del chisme, nos toca hablar de la exhortación contra el chisme.
Se encuentra en Levítico 19:16 donde dice: "No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. Yo Jehová."
El chisme no agrada a Dios, el chisme no es bueno para el chismoso ni para el que es víctima del chisme. Por eso Dios ha condenado el chisme diciendo: No andarás chismeando entre tu pueblo. Es un mandato. Mucho bien nos haría enmarcar este mandato y colgarlo en alguna pared de nuestra casa o en nuestro lugar de trabajo o inclusive en el templo donde se reúne la iglesia, pero mucho mejor nos haría si dejamos que este mandato se grave en nuestro corazón.
Me parece muy interesante la vinculación entre el chisme y el asesinato en el texto que acabamos de leer. Ponga atención, lo leeré nuevamente: No andarás chismeando entre tu pueblo. No atentarás contra la vida de tu prójimo. El chisme, es un atentado contra el carácter del prójimo. Cuántas veces no habremos causado grave mal contra el carácter de nuestro prójimo, mediante un chisme que salió de nuestra boca. Debemos tener mucho cuidado con los chismes.
Por último consideremos la erradicación de los chismes. ¿Desea erradicar el chisme de su vida? Si lo desea, le sugiero que dé los siguientes pasos.
Número uno, reconozca y admita que el chisme es pecado. No hace falta ser un genio para determinar que Dios cataloga al chisme como pecado. Por algo dice la Biblia: No andarás chismeando entre tu pueblo. No excuse su pecado de chismear, no lo disfrace diciendo que sus chismes son inocentes y que jamás ha intentado causar daño a alguien con sus chismes. No olvide que aunque Usted no quiera hacerlo, todo chisme tiene el efecto de indisponer a unos en contra de otros.
Número dos, confiese a Dios el pecado del chisme. Confesar significa ponerse de acuerdo con alguien. Cuando confiese a Dios el pecado del chisme, Usted se estará poniendo de acuerdo con Dios en que es chismoso y que su chisme atenta contra Dios y contra el prójimo. No se vaya por la tangente justificando su chisme con cosas como: Es que no puedo evitarlo, o es que yo no divulgo chismes, sino solamente los escucho, o ¿qué puedo hacer si alguien viene y me cuenta un chisme?.
Número tres, evite contar algo negativo sobre alguien cuando ese alguien no está presente. Si lo hace, estará chismeando.
Número cuatro, cuando alguien venga a Usted con un chisme, de una forma muy amable, dígale: ¿Estaría dispuesto a decirme lo mismo que me está diciendo si la persona de quien me está hablando estaría aquí presente? Usted no se imagina como algo tan sencillo como esto es un efectivo cuchillo para cortar de un tajo los chismes.
No olvide que peca tanto el que propaga el chisme como el que oye el chisme. Para propagar un chisme, primero es necesario oír ese chisme. Lo mejor es cortar de raíz los chismes, evitando oír chismes.
Terminando ya, cito las palabras de Diderot: El que chismorrea contigo de los defectos ajenos, chismorreará con otros de los tuyos. ¿Qué le parece? Que por la gracia de Dios su vida esté caracterizada por la ausencia de chisme. Por David Logacho.