¿Cómo puedo enfrentarme a los errores de mi pasado?
Enfrentémoslo. Todos nos equivocamos. Todos hacemos cosas que no deberíamos hacer. Mentimos, robamos los materiales de la oficina, decimos cosas que nos arrepentimos más tarde, pasamos rumores y chismes, y gritamos lisuras a otros transportistas. Todos tenemos la actitud de que somos mejores que otros y a menudo nos preocupamos solamente de nosotros mismos.
La Biblia llama pecado a todas estas actitudes incorrectas, palabras fuertes y malas actitudes. En nuestros tiempos esta no es una palabra agradable de oír. Todos preferiríamos pensar que somos personas buenas. Sin embargo, nuestra naturaleza humana es pecaminosa. Hacemos las cosas a nuestra manera. Hacemos lo que nos place. No importa cuán buenos pensemos que seamos, nuestros pecados nos separa de Dios. Todos hemos sido destituidos del estándar perfecto de Dios (Romanos 3:23) y esto nos previene conocer el amor de Dios de forma personal. El gran líder indio Mahatma Gandhi dijo, “Es una tortura constante para mí saber que sigo tan lejos del Dios quien sé es mi propia vida y ser. Sé que es mi propia perversidad y maldad los que me evitan estar con Él”.
Pero existen buenas noticias. Jesús ya se ha ocupado de nuestros pecados. Su muerte en la cruz unos 2,000 años atrás pagó por el castigo de nuestros pecados, para que pudiéramos tener una buena relación con Dios y experimentar su amor. Gracias a Jesús, nuestros defectos, errores y pecados han sido perdonados. Sólo Él nos puede perdonar y completar la justicia de Dios.
Piénselo de esta forma. Una joven recibe una multa por manejar demasiado rápido y se presenta ante el juez. Después de leer la acusación, él le da la sentencia: una multa de $150 dólares. Pero la joven no puede pagarla. Entonces el juez, en un acto poco común se baja del tribunal, abre su billetera y le ofrece pagar la multa. La joven tiene que decidir aceptar o rechazar esta oferta tan generosa. Este relato expone lo que Jesús ha hecho por nosotros. A pesar de que Él conoce nuestros pecados, cuando nos presentamos humildemente delante de Él, Él está dispuesto a perdonarnos nuestras culpas completamente. La oferta que Jesús nos ofrece es un regalo gratuito de gracia. Sólo necesitamos aceptarlo y recibirlo.
Un momento único
Cada momento en la vida es un momento especial. Hoy es el primer día del resto de tu vida y puedes hacer de este día una suma de momentos únicos. Solo depende de cómo estés viviendo cada momento. Si la vida está pasando por encima de ti o si estas poniéndole tanta pasión y esmero que la misma te está atravesando.
Elige vivir este día de manera especial
El mundo lo que quiere es que vivas este día como un día mas y tu vida como prestada. Dios quiere que vivas este día como el primero de muchos con bendición y tu vida como un regalo. ¡¡¡Tu eliges!!!
¿Dónde vas a poner tu mirada? ¿En el piso? ¿O en el cielo? Solo de ti depende...
Pero todo empieza pudiendo entender que tienes todo para ganar y que a pesar de todo lo mal que lo puedas haber pasado ayer, hoy puede ser un día magnifico. Dios lo quiere así para ti. El no escatimó esfuerzos en hacer de tu día un día especial y de tu vida una vida única. Entregó (el amor es entrega no intercambio) a su propio unigénito hijo por ti. Eres de gran valor para Él. Y este es el tiempo para valorarte como Él te valora.
Dice el libro de Efesios que eres “hechura” suya. Esa palabra es la palabra en griego “poiema” de la que viene la palabra en español “poema” Somos un poema de Dios. El se pasea por el cielo relatando los poemas que “escribió” y tú eres uno de ellos. Él quiere que entendamos que tenemos todo para ganar y quiere que podemos comenzar a vivir cada momento como especial.
Levantarnos temprano preguntándole a Dios cuál es su voluntad para este día y salir a hacerla. ¡¡¡Quién mejor que Él, creador de los cielos y la tierra para crear tu agenda!!! Él tiene un plan para ti, pero también tiene un plan para cada momento de ti. Solo tienes que arrojarte en sus brazos y decidir ir por la maravillosa vida que Él quiere pintar en ese cuadro bendito que eres tú.
Jesús y un momento único
¡¡¡Hoy se ha cumplido este relato delante de vosotros!!!, Les dijo Jesús a cada uno de los que se encontraban aquella tarde de Sabath en la sinagoga de Nazareth. Todos ellos vivieron un momento único de estar frente a frente con El Señor comenzando su Ministerio de sanidad y liberación en la tierra. ¡¡¡Ellos lo vivieron!!! Y fue especial. ¡Qué tremendo momento! Lo que habrán vivido estas personas...
Escuchar al Señor diciendo esto. Imagínate si alguno antes del momento de ir esa tarde a la sinagoga no estuvo tan seguro de concurrir. Quizás estaba con un resfriado, con un poco de fiebre, molesto por todo lo que tuvo que trabajar ayer, enojado porque los niños no le permitieron dormir un rato antes de salir y cansado se preguntó: ¿Voy o no voy a la sinagoga?
Pero eligió ir. Llegó sintiendo que era una reunión más de esas que iba todas las semanas. ¿Y con que se encontró? Con el Señor Jesucristo. A Él, que lo venía esperando desde hacía un tiempo. Que lo había leído en las escrituras o se lo habían contado, que sabía que en algún momento iba a venir, lo vio allí en su vida.
Me imagino que alguno que concurría casi siempre ese día no fue. Total... solo era un Sábado más..., pudo haber pensado. Pero ese día, ese momento era único. Y el se lo perdió por pensar que era uno más...
En nuestras vidas hoy puede ser igual. Un día mas que estoy leyendo algo de tooooooodo lo que aparece en la Internet, o un momento único, donde me permito y le permito que Jesús aparezca en mi vida de una vez para siempre y me pueda decir que su Ministerio de amor, de liberación de sanidad también se está cumpliendo delante de mí y en mí HOY.
Hoy puede ser ese momento único donde elijo vivir con Él y para Él porque nada hay para mí más importante que Su obra en mi vida, en mi familia, en mi comunidad. Lo interesante es que en la vida del cristiano estas oportunidades se dan y no por casualidad. Algunos se habrán quedado en la casa diciendo: ¡Pero..., me lo perdí! Será la próxima..., sin saber que mañana para vivir el hoy es tarde.
Hoy es un momento único para elegir vivir mi compromiso día a día, situación a situación, para que en cada momento único El Señor pueda estar diciéndome: Hoy se ha cumplido mí voluntad en tu vida. Por Héctor Teme.