Practicando valores en la oficina del trabajo
Crear un ambiente de armonía, colaboración y de gran calidad humana, es el objetivo a alcanzar en todo centro de trabajo.
La práctica de los valores necesariamente mejora las relaciones laborales, forja amistades, incrementa el espíritu de servicio y alienta un ambiente de lealtad y solidaridad en la oficina y centro de trabajo.
No hace falta profundizar demasiado sobre las consecuencias de la falta de valores en una oficina, basta mencionar la falta de cooperación, los comentarios negativos y murmuraciones, el fastidio que provoca asistir un día más a trabajar, el nulo interés por hacer bien las cosas o el poco respeto que se vive entre todos.
Existen muchos lugares dónde las normas y políticas impulsan al personal a comportarse adecuadamente, pero en muchos otros no es así, en cualquier caso, crear un ambiente con calidad humana depende de la intención y las actitudes individuales.
Para vivir los valores en la oficina y por ende ser más productivos y crecer individualmente, podemos considerar como importante llevar a la práctica los siguientes valores:
Docilidad. Es necesario reconocer que existen personas con más experiencia o práctica en el trabajo, lo cual nos enriquece y contribuye a mejorar nuestro desempeño. Aprende a escuchar consejos y seguir indicaciones. Déjate ayudar. Cuando no estés de acuerdo en algo actúa con inteligencia, reflexiona sobre el punto y después expresa tus comentarios en el momento y a la persona adecuada. Esto te ayudará a ser más sencillo y participativo logrando un verdadero trabajo en equipo.
Orden. Planea tu día anotando tus citas y los pendientes a resolver; ordena tu escritorio, documentos, archivero y equipo de trabajo, un lugar desordenado siempre provoca pereza. Si hace falta, haz un horario de actividades y síguelo al pie de la letra; no te preocupes si al principio no lo vives bien y sientes que el tiempo no te alcanza, es la falta de hábito.
Laboriosidad. El punto clave para ser más eficientes es comenzar a trabajar inmediatamente, sin perder el tiempo pensando cual es la tarea más fácil o agradable de realizar; tu sabes cuales son las más importantes y necesarias aunque no te gusten. Procura tener al alcance todo lo necesario para iniciar cada labor, evitando interrupciones que te obligan a permanecer poco tiempo en tu lugar. Ayuda mucho no perder el tiempo en el café o platicar sobre asuntos que no conciernen a la actividad laboral.
Responsabilidad. Este valor se vive mejor cuando somos puntuales en el horario de oficina y la asistencia oportuna a las citas y eventos propios de nuestra actividad; entregar nuestro trabajo a tiempo, corregido y perfectamente presentado.
Respeto. El respeto se entiende mejor cuando procuramos tratar a los demás de la manera en que deseamos ser atendidos, saludar a los demás, emplear un vocabulario adecuado, pedir las cosas amablemente, dejar el sanitario en perfectas condiciones después de usarlo y evitar inmiscuirse en la vida privada de los demás, es la forma más sencilla de vivir este valor en la oficina.
Es de suma importancia evitar un ambiente dónde se murmura y crítica a espaldas de los interesados, respecto a su trabajo o la vida personal, costumbres y modo de vestir. Si no se puede decir algo positivo, lo mejor es callar. ¿Puedes imaginar lo que dicen de tu persona?
Decencia. Se debe evitar a toda costa la coquetería con los compañeros del sexo opuesto, sobre todo si existe un vinculo matrimonial. Las buenas relaciones nunca deben dar lugar a comentarios que hagan dudar de tu prestigio personal. Cuidar la forma de vestir y las posturas provocativas. La atención y el trato que debemos a los demás, jamás deben confundirse con caricias o familiarismos que no corresponden al lugar ni a la relación profesional que impera.
Servicio. La convivencia se hace más agradable cuando existe la ayuda mutua: adelantarse a servir el café, colaborar en el trabajo de los demás, ofrecerse a buscar unos documentos, ceder un lugar a la hora de la reunión o limpiar un desperfecto en las áreas comunes, son pequeñas acciones que todos agradecemos.
Lo más difícil es pasar de la teoría a la práctica, del entusiasmo al esfuerzo continuo, pero sobre todo, reconocer que en todo lugar y en medio de nuestras actividades cotidianas, existe la oportunidad de vivir los valores de manera natural.
- En verdad existen oficinas donde se respira armonía y tranquilidad, pero siempre se cuenta con el empeño individual por hacer del trabajo un lugar agradable. Las buenas costumbres y atenciones a todos nos agradan y basta que una persona viva los valores para comenzar a contagiar a los demás y dar ejemplo, esa es la clave de la buena convivencia y de las relaciones perdurables.