Tu hijo será como tú: ¿Qué ejemplo le estás dando?
Padre e Hijo
Mi hijo nació hace pocos días, llegó a este mundo de una manera normal…
Pero yo tenía que viajar, tenía tantos compromisos.
Mi hijo aprendió a comer cuando menos lo esperaba, comenzó a hablar cuando yo no estaba.
Cómo crece mi hijo de rápido. ¡Cómo pasa el tiempo!
Mi hijo a medida que crecía me decía: ¡Papá algún día yo seré como tú!
– ¿Cuándo regresas a casa papá?
– No lo sé, pero cuando regrese jugaremos juntos, ya lo verás.
Cuando mi hijo cumplió diez años, le di un regalo y me dijo:
– ¡Gracias por la pelota papá! ¿Quieres jugar conmigo?
– hoy no hijo, tengo mucho que hacer. Está bien papá, otro día será, se fue sonriendo. siempre en sus labios las palabras yo quiero ser como tú.
Cuando mi hijo era ya más joven, un día regresó de la universidad. Hijo estoy orgulloso de ti, siéntate y hablemos un poco.
– Hoy no papá, tengo compromisos, por favor préstame el carro para visitar algunos amigos.
Cuando me jubilé, mi hijo se fue a vivir en otro lugar; cuando lo llamé:
– ¡hola hijo quiero verte!
– Me encantaría padre, pero es que no tengo tiempo, tu sabes, mi trabajo, los niños, ¡pero gracias por llamar, fue increíble oír tu voz!
Al colgar el teléfono me di cuenta que mi hijo ERA COMO YO.
Como padre, eres el ejemplo para tu hijo. Todo lo que hagas y digas lo aprenderá y lo aplicará en el futuro, por eso tienes la gran responsabilidad de darle un buen ejemplo que le enseñe a vivir con valores y buenas costumbres.
El mejor ejemplo que le podemos dar a nuestros hijos y a aquellos que nos rodean es el de querer ser como nuestro Padre Celestial. Si logramos imitarle a ÉL nuestra vida será de ejemplo y a través de ella diremos mas que mil palabras.
1 Corintios 11:1. Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.
Efesios 5:15. Mirad, pues, cómo andéis avisadamente; no como necios, mas como sabios;
Marcos 4:24. Les dijo también: Mirad lo que oís: con la medida que medís, os medirán otros, y será añadido á vosotros los que oís.
1 Juan 3:1. Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, que seamos llamados hijos de Dios: por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoce á él.