Sin raíz, no hay fruto - Dejando el pecado para ser diferente
Se ha preguntado alguna vez, ¿por qué usted hace lo que hace?
Un ex-piloto de la Naval estaba viviendo una vida mundana que él sabia no debía vivir. Él decidió que su problema era que estaba siendo llevado por el mal camino por sus amigos, aquellos con los cuales se relacionaba en el centro de entrenamiento de vuelo. Así que él acordó terminar su trabajo en el programa antes de tiempo y ser transferido a otro campo cercano. Sin embargo, ya en ese lugar, no pasó mucho tiempo y regresó a lo mismo, con las mismas muchachas, sólo que con amigos diferentes. Una noche fuera del pueblo él se preguntó, "Por qué hago esto?" Y él comprendió, "Porque me gusta".
Antes de que una persona se vuelva un cristiano, quiero decir a un cristiano real, no sólo alguien que dice serlo, su "Yo quiero" es roto. Antes, él no está interesado en Dios. Antes, él estaba desinteresado de la iglesia y de leer su Biblia. Él no puede por si mismo "querer" hacer lo correcto y él no puede por si mismo no querer hacer lo malo.
Cuando una persona nace de nuevo, Dios repara su "yo quiero". Aunque él todavía siente el jalón de tentación, él tendrá una nueva clase de deseos. Él amará a Dios y querrá hablar con Dios en oración y ver lo que Dios tiene que decirle en Su Palabra, la Biblia. Él quiere estar junto a otras personas que aman Dios; la asistencia de la iglesia será significativa. Hay un nuevo deseo de obedecer Dios.
¿Por qué nosotros hacemos lo que hacemos? La respuesta es simple: nosotros lo hacemos debido a lo que somos. Es como los árboles de fruta. El manzano esta cargado de manzanas, el árbol de peras produce peras, del árbol de duraznos crecen los duraznos. La fruta es el resultado natural de la naturaleza del árbol. Yo supongo que usted podría atar manzanas a un árbol de duraznos pero eso no lo haría un árbol de manzanas. De la misma manera, agregando actividades religiosas al horario de uno no lo hace cristiano. Así como la fruta del árbol fluye naturalmente de la naturaleza del árbol, también las actitudes, palabras, y acciones de nuestras vidas revelan la verdadera naturaleza de nosotros.
Jesús dijo, "Así, todo buen árbol da buenos frutos, pero el árbol malo da frutos malos. Así que por sus frutos los conoceréis (Mateo 7:17, 20).