El trabajo en la Biblia: un quehacer creativo
La Biblia registra la vida de un pueblo trabajador por excelencia. Desde la perspectiva teológica el trabajo es un quehacer creativo con el propósito de obtener el beneficio necesario, tanto en lo personal como en lo familiar.
Dios mismo realiza un trabajo creativo en todo lo que significa la creación (Gén. 1:1ss). Más aún, el primer mandato a Adán y Eva es trabajar (Gén. 1:28) en armonía con la creación. Es el Dios Creador quien hace copartícipe al ser humano de su obra creadora para que esta perdure por siempre. En el Nuevo Testamento el trabajo también adquiere importancia. Jesús mismo trabajó por reino de los cielos. Los apóstoles y demás discípulos también siguen esta línea del quehacer creador; es decir el trabajo.
El trabajo en sí no es una maldición, tal como se interpreta en Gén. 3:17-19, sino que es una tarea creadora. Lamentablemente, después de la caída de Adán y Eva, el trabajo será en adelante con dolor. En el proceso del trabajar seis días, el descanso es un día de reposo, con el fin de reponer fuerzas y reservado para Dios. Él lo bendijo y lo santificó (Gén. 2:1-3). Dios mismo después de trabajar arduamente en el proceso de la Creación, descansó en el séptimo día.
Dios nos ha dado a cada de nosotros esa capacidad creadora para obtener algún beneficio del mismo, de modo, que todos debemos tener esas oportunidad de generar el beneficio necesario para nuestro propio bien y el de nuestra familia. Nada cae del cielo, todo se logra en base de esfuerzo creativo. Esa capacidad creadora es al final de cuentas una gran bendición de nuestro Creador. Sin embargo, hay un día que es nuestra ofrenda a Dios y en ese día debemos alabarlo y rendirle culto. Lamentablemente este último aspecto ha sido obviado por el ser humano en los días de hoy.
Jesús entre sus muchas acciones, alaba al hombre laborioso y lamenta la desocupación (Mateo 20:1-16). Más adelante, el apóstol Pablo hace una exhortación de trabajar y no ser perezoso (Romanos 12:11). Por otro lado, Jesús enfatiza que el obrero es digno de su salario (Lucas 10:7). Es decir, todo trabajo debe ser recompensado, ya que de ese quehacer creador depende su bienestar y el de su familia. No nos debe sorprender el rol de artesano -carpintero, que Jesús asumió para sostener a su familia. Los discípulos de Jesús eran también artesanos y desde sus trabajos fueron llamados para trabajar en el reino de Dios. Vemos también como Pablo quien era un artesano -constructor de carpas, se ganaba su salario con la obra creadora de sus manos.
Hoy en día este tema es un asunto álgido en la vida de todo ser humano; por un lado hay personas que viven muy bien de su actividad laboral y hay otros que sufren por tener esa misma oportunidad. Se ha calificado muchas veces esa actividad creadora de una manera desproporcionada, según intereses de algunos que tienen el monopolio del trabajo. Parece mentira creer que hay trabajos que reciben una gran cantidad de dinero en forma exuberante, mientras que otros reciben una miseria por la misma actividad realizada. Es decir, hay una injusticia en la generación de trabajos. No descartamos los dones privilegiados de algunas personas, dones que han sido dado por Dios para una tarea específica, lo que genera un trabajo especializado (Romanos 12: 4-6; 2 Corintios 12).
Un asunto que nos debe llamar mucho la atención es que hoy en día hay un alto índice de desocupación lo que no permite a muchas personas gozar de esa bendición de Dios de ser partícipe de Su obra creadora. En otros casos existen los trabajos inhumanos, con graves consecuencias. La pobreza y la miseria son consecuencias de estas injusticias del hombre por el hombre. Dios no quiera que siga existiendo esta situación, de ahí que seguirá siendo vigente la voz profética de Su iglesia para desterrar todo tipo de injusticia y explotación.
También nos debe llamar a preocupación el hecho de que el trabajo se haya convertido en una actividad deshumanizadora en vez de una actividad creadora. Vemos casos de agotamiento, stress, rutina, desvalorización, automatización, etc. Haciendo una relación entre el trabajo y el descanso vemos que los porcentajes con respecto al trabajar han excedido los límites, por ejemplo, veamos la siguiente relación:
- Trabajo - descanso: 15 horas diarias laboradas (62.5 %)
- Trabajo - recreación: 0 (0 %)
- Trabajo - Dios: 1 hora a la semana -culto (0.0059 %)
Esta es la cruda realidad de nuestra actitud con relación a la labor realizada por cada uno de nosotros y nuestra relación con Dios en relación al tiempo que le damos para él.
Quiera el Señor nos libere de esta esclavitud y nos permita generar nuevas oportunidades de trabajo para otros. Que todo lo que realicemos sea para la honra y la gloria de nuestro Señor Creador. Amén.
Pastor Jorge Bravo C.