La mujer merece respeto, no la maltrates!!!
Muchas veces las mujeres que han sufrido amargas experiencias, tienen su autoestima tan lastimada que se rinden a la más mínima insinuación. Los hombres se aprovechan de esta situación y las toman como cualquier cosa, sin considerar que aquellas necesitan ayuda y respeto.
Son estos hombres inescrupulosos, arropados de egoísmo, que ven a estas mujeres vulnerables como un objeto que no vale nada, por ende, una víctima fácil para "darse un gusto" sin importarles las consecuencias.
Dentro de la relación de pareja, algunos hombres egoístas llegan al punto de ver a la mujer como un ser insignificante, sino ¿a qué responde la ola de asesinatos de mujeres que oímos en las noticias a diario? ¿Por qué se multiplica, cada vez más, la agresividad contra la mujer? Las leyes de protección por la violencia doméstica no han logrado evitar esta avalancha incontrolable de destrucción.
Todos los hombres entrevistados después de haber cometido las atrocidades contra sus compañeras declaran que las amaban.
No hay duda de que la mujer está en medio de una guerra espiritual, emocional y física, sin precedentes.
Definitivamente, la sociedad, cada vez más alejada de la figura de Dios le está otorgando a Satanás toda la libertad y la oportunidad de diseminar el virus. Esta epidemia solo la detiene el Espíritu Santo cuando está en control del corazón de estos hombres.
Cuando Jesucristo llega habitar en el corazón de un hombre, esculpe una nueva ley, unos nuevos principios de vida.
Jesús puede cambiar el corazón de piedra dañado por el pecado y lo cambia en un corazón de carne; lo hace sensible a Su Palabra y a todas las cosas hermosas creadas por Dios; sobre todo, hacia la mujer.
- Amigo, si haz agredido a una mujer, es hora de lamentarlo y pedirle perdón. No olvides que la mujer que tienes a tu lado es por el amor que un día le prometiste. Valórala, nunca la ofendas, no le faltes el respeto, ella merece ser amada por ti, no maltratada.
Proverbios 5.18: "Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre".