¡Sé tu misma! Ten confianza porque Cristo está en ti
¿Alguna vez te comparaste con otra persona? ¿Cómo se sintió?
¿Qué es la confianza? Se ha definido como la cualidad de afirmación que lleva a uno a realizar algo; la creencia de que uno es capaz y aceptado; la certeza que hace que uno sea decidido, abierto y llano.
Si usted piensa en cada una de estas tres definiciones, verá como el diablo ataca a quien muestre cierto grado de confianza. Las personas que han sido maltratadas, rechazadas o abandonadas, generalmente no tienen confianza. Esas personas tienen una personalidad vergonzosa, culpable y poseen una imagen muy pobre de sí mismos.
Su meta última es la total destrucción de la persona. La razón es simple: Un individuo carente de confianza nunca dará un paso para hacer nada edificante en el reino de Dios o perjudicial para el reino de Satanás, y por lo tanto nunca cumplirá el plan de Dios para su vida.
La espera de fracasos + el temor al fracaso = fracaso
Satanás no quiere que usted cumpla el plan de Dios para su vida porque usted es parte de su última derrota. Si él logra hacerle creer que usted es incapaz, entonces usted ni siquiera intentará emprender nada que valga la pena. Aunque haga algún esfuerzo, su temor al fracaso sellará su derrota, lo que debido a la falta de confianza, probablemente usted espere desde el principio. Esto es lo que se conoce como el “síndrome del fracaso”.
No importa cuántos planes maravillosos Dios pueda tener en mente para usted, pero hay una cosa que tiene que saber: La habilidad de Dios para hacer que su voluntad se cumpla en su vida está determinada por su fe en Él y en su Palabra.
Si usted realmente quiere ser feliz y tener éxito tendrá que empezar a creer que Dios tiene un plan para su vida y que Él hará que sucedan cosas buenas en su vida mientras usted deposita su confianza en Él. No necesitamos tener confianza en nosotros mismos; ¡necesitamos tener confianza en Jesús!
Yo tengo confianza en mí misma solamente porque sé que Cristo está en mí, siempre presente y listo a ayudarme en todo lo que intento hacer por Él.
Un creyente sin confianza es como un avión parado en la pista pero sin combustible; se ve muy bien por fuera, pero no tiene poder. Con Jesús en nuestro interior tenemos el poder de hacer lo que no podemos hacer por nosotros mismos.
La mentira sobre la confianza en uno mismo
Todos hablan acerca de la confianza en sí mismos. Se ofrecen todo tipo de seminarios sobre la confianza, tanto en el mundo secular como en las iglesias. La confianza generalmente se refiere a la “confianza en uno mismo” porque todos sabemos que necesitamos sentirnos bien con nosotros mismos si es que alguna vez vamos a lograr algo en la vida.
Se nos ha enseñado que todas las personas tienen necesidad básica de creer en sí mismas. Pero ese es un concepto equivocado.
En verdad, no necesitamos creer en nosotros mismos, necesitamos creer en Jesús y que Él está en nosotros. Que no se nos ocurra sentirnos bien con nosotros mismos separados de Jesús.
Cuando el apóstol Pablo nos instruye a no colocar nuestra confianza en la carne (Filipenses 3:3), él quiere decir exactamente eso. No tenemos que tener confianza en nosotros mismos, ¡Tenemos que tener confianza en Dios!
Confianza en ser un individuo
En 1 Corintios 3:16-17, Pablo nos enseña que todos formamos un cuerpo aunque cada uno de nosotros es un miembro de ese cuerpo. En Romanos 12:4-6 dice casi lo mismo, pero de diferente manera. Esta es una verdad muy importante ya que vivimos una vida miserable y apagamos el poder de Dios en nosotros cuando tratamos de ser algo o alguien que no somos.
Si Él hubiese querido que fuésemos iguales, nos habría hecho iguales. En cambio nuestra exclusividad es tan importante para Él que hasta se llegó al extremo de darnos diferentes huellas digitales a cada uno. No es malo ser diferente. ¡Ese es el plan de Dios! Usted tiene que creer que es un individuo único, especial y valioso.
No trate de ser otra persona
Una de mis características es mi voz. La mayoría de las mujeres tienen voces suaves, dulces; pero la mía es profunda. Con mucha frecuencia, cuando alguien que no me conoce llama por teléfono, cree que ha atendido el hombre de la casa. No siempre me hacía sentir bien esa característica única; es más, me hacía sentir insegura.
Pensaba que mi voz era decididamente extraña. Cuando Dios me llamó para enseñar su Palabra y empecé a darme cuenta de que algún día podría estar hablando públicamente y hasta tendría un ministerio ¡me aterroricé! Pensé que iba a ser rechazada porque mi voz sonaba tan diferente de la manera como yo pensaba que debía sonar la voz de una mujer. Yo me comparaba con lo que se aceptaba como norma.
La gracia de Dios nunca estará disponible para que usted sea otra persona. Él lo creó a usted para que sea usted; el mejor usted que pueda ser. Olvídese de intentar ser otra persona. Eso es siempre un error, porque generalmente la persona que usted escoge para parecerse, la persona que “lo tiene todo”, no es como usted cree.
¡Sea usted mismo! ¡Usted tiene el derecho de ser usted mismo! ¡No permita que el diablo le robe ese derecho!