La felicidad no se vende - Reflexiones Cristianas
Pese a la introducción insólita de la oración en esta lista de productos de consumo, ¡Qué desesperante materialismo! Pretender comprar o vender la felicidad es confundirla con el confort e ignorar las necesidades del corazón.
El hombre tiene sed de una paz interior, y para saciarla necesita una seguridad que nadie puede venderle. Sólo Jesús puede ofrecer la verdadera felicidad, y es gratis. No la ofrece por medio de condiciones de vida más favorables, que sólo aportan un frágil, temporal e inseguro equilibrio.
Es necesario confesar este estado de insatisfacción permanente, de oposición más o menos consciente a Dios, y volverse a Jesús. Él murió en la cruz para borrar nuestros pecados, resucitó, y ahora está vivo en el cielo. Al tomar nuestro lugar bajo el juicio de Dios, pagó el precio por nuestra felicidad presente y eterna. “Bienaventurados aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos” (Romanos 4:7).
Si alguno tiene sed, venga a mí (Jesús) y beba. – Juan 7:37.
El que quiera, tome del agua de la vida gratuitamente. – Apocalipsis 22:17.