La enseñanza de mi madre: Cantar y alabar a Dios
Mi madre se esmeró en enseñarme muchas cosas buenas cuando era niña, adolescente y joven, ser práctica en mi cuidado personal, incansable en la limpieza de mi casa, prudente en mis actitudes y juiciosa para responder, además de tolerante y perseverante para conocer más de Dios. De todas estas enseñanzas, muchas veces no hice caso, agradezco a mi madre que no se dio nunca por vencida.
Hoy estuve pensando en ella desde muy temprano, recordando todos sus esfuerzos por convertirme en un modelo de virtud, y al recapitular sus dictados y normas, algo más grande y dulce se repetía en mí recuerdo, sus bellas canciones, su dulce voz. Esto es algo que jamás se detuvo para ilustrarme, no me veo sentada en su salón de clase dictándome los diferentes estilos de canciones ni cómo entonar afinadamente sin perder una buena vocalización.
Mis queridas madres, les cuento que yo he repetido sin darme cuenta el ejemplo de mamá, les enseño a mis tres hijas la conducta, fe y pureza, pero algo que no me he detenido a enseñar es el arte de cantar, simplemente canto y no tan bien como ella, y sin embargo, mis hijas siguen sorprendiéndome cuando las veo cantar en el estrado al lado de su padre, dando un especial en su grupo de jóvenes o simplemente cantar mientras lavan los platos del almuerzo.
Sara entonó cánticos de júbilo y exclamó que Dios la hacía reír (Génesis 21:6.), Débora cantó una hermosa canción exaltando al único Dios verdadero(Génesis 30:23.), Raquel reconoció que Dios le había quitado su desdicha(Génesis 30:23.), Ana también alabó el Poder de Dios, Elisabet dio testimonio a todo el mundo con su cántico que ya no tenía motivo de vergüenza porque Dios fue bueno con ella y María nos enseña a cantar con humildad: ¡Santo es el Nombre del Señor! (I Samuel 2:1).
Todo el mundo se alista a exaltar a las madres por su día, no faltarán las poesías y los elogios a la madre virtuosa, mi tributo a todas ustedes mis amadas siervas es que no olviden entonar un canto que se eleve cual olor fragante al Señor que nos concedió el derecho y el don de ser madres, hereden cánticos de gratitud a sus hijos, entonen bien y únanse al canto maternal de las mujeres excelentes de la Biblia, esto es el propósito de Dios para tu vida, canta con fidelidad. Feliz Día de la Madre.
Mis queridas madres, les cuento que yo he repetido sin darme cuenta el ejemplo de mamá, les enseño a mis tres hijas la conducta, fe y pureza, pero algo que no me he detenido a enseñar es el arte de cantar, simplemente canto y no tan bien como ella, y sin embargo, mis hijas siguen sorprendiéndome cuando las veo cantar en el estrado al lado de su padre, dando un especial en su grupo de jóvenes o simplemente cantar mientras lavan los platos del almuerzo.
Sara entonó cánticos de júbilo y exclamó que Dios la hacía reír (Génesis 21:6.), Débora cantó una hermosa canción exaltando al único Dios verdadero(Génesis 30:23.), Raquel reconoció que Dios le había quitado su desdicha(Génesis 30:23.), Ana también alabó el Poder de Dios, Elisabet dio testimonio a todo el mundo con su cántico que ya no tenía motivo de vergüenza porque Dios fue bueno con ella y María nos enseña a cantar con humildad: ¡Santo es el Nombre del Señor! (I Samuel 2:1).
Todo el mundo se alista a exaltar a las madres por su día, no faltarán las poesías y los elogios a la madre virtuosa, mi tributo a todas ustedes mis amadas siervas es que no olviden entonar un canto que se eleve cual olor fragante al Señor que nos concedió el derecho y el don de ser madres, hereden cánticos de gratitud a sus hijos, entonen bien y únanse al canto maternal de las mujeres excelentes de la Biblia, esto es el propósito de Dios para tu vida, canta con fidelidad. Feliz Día de la Madre.
Autor Martha Bardales.