Que el trabajo no te aleje de Dios ni de tu familia
El trabajo es necesario para sobresalir en la vida, pero cuando se trabaja más de lo establecido, llegando a laborar hasta altas horas de la noche, incluso los días feriados, pierdes la interacción con tu familia y la relación con Dios se debilita.
La Biblia dice en Génesis 3:19: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan”, es decir, «trabajarás para vivir». Esto es lo que hacen todos los humanos, o casi todos. Pero, ¿lo hacen para obedecer a Dios? En realidad no nos queda otra alternativa, pues si no cultivamos la tierra, no hay frutos; si no criamos el ganado, no tendremos carne, etc. Sólo con el paso de los siglos el trueque fue sustituido por el dinero, que ahora se ha vuelto indispensable. Pero cuanto más se tiene, más se quiere, y todo gira en torno al dinero. Tomando como referencia el becerro de oro de la Biblia (Éxodo 32), casi podríamos decir que en nuestra época adoramos al «becerro de oro o del dinero».
Dinero y trabajo son prácticamente sinónimos, porque sin trabajo no hay dinero, hasta tal punto que quienes están desempleados a veces tienen la impresión de no ser nadie. Al perder su trabajo uno pierde su identidad. Cuando decimos: «¿Quién es tal persona?», la respuesta es: «Es un vendedor, un ejecutivo, un obrero, etc.». ¿Acaso Dios quiere que un ser humano se reduzca a una profesión terrenal? Dios nos ama a cada uno por igual, simplemente porque él mismo es amor. Reconoce el valor intrínseco de todo hombre porque fue creado a semejanza de Dios.
El cristiano trata de trabajar sosegadamente para suplir sus necesidades y las de su familia, y para ayudar a los más pobres (2ª Tesalonicenses 3:12-13; Hechos 20:35), sin ociosidad ni pereza (Romanos 12:11). Trabaja concienzuda y honestamente, no “como los que quieren agradar a los hombres, sino… de corazón haciendo la voluntad de Dios; sirviendo de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres”. (Efesios 6:6-7).
Aunque Dios da mucha importancia al trabajo él también enfatiza la necesidad de descansar. En esto también él nos dio ejemplo. Durante la creación Dios trabajó 6 días, pero el séptimo día lo tomó para descansar y disfrutar su obra. Debemos seguir su ejemplo y evitar que el trabajo nos consuma toda nuestra energía convirtiéndose en el centro de nuestra existencia. Es importante tomar tiempo para descansar, para reponer fuerzas. (Génesis 2:2-3).
El trabajo es indispensable; Dios nos lo impuso para nuestro equilibrio mental. Pero tengamos cuidado y dejémoslo en el lugar que le pertenece. ¡Que no nos quite el tiempo de nuestra relación con Dios.