Mujer cristiana: ¿dónde radica tu verdadero valor?
En la actualidad, la mujer está influenciada por la exigencia de la sociedad, que le da mucho valor a la apariencia física para alcanzar el éxito. Pero la Biblia enseña que la mujer virtuosa descrita en Proverbios 31:10-31, alcanzó el verdadero éxito en el amor y el temor a Dios.
La mujer con virtudes, siempre está sustentada en la dirección divina, debido a la relación íntima que mantiene con Dios, que la lleva a desempeñarse exitosamente, en todas las áreas de su vida, como esposa, madre, empresaria, negociante, y sabe cómo moverse en todo lo que emprende y hace.
En este tiempo, se le rinde culto a la belleza física y se somete a la mujer a hacerse operaciones y tratamientos costosos para tener cuerpos esculturales, aun, a riesgos de sus propias vidas, como de hecho ha ocurrido.
La mujer temerosa de Dios, tiene la Biblia como fuente segura y confiable para conducirse sabiamente en esta vida, y no dejarse absorber por las malas influencias y pensamientos negativos que el mundo impone, y que la mujer necia sigue. Como ejemplo de estos dos tipos de mujeres, citó la parábola de los dos cimientos en (Lucas 6:46-49).
¿Cuántas mujeres no les gustaría ser exitosa como la mujer virtuosa? En esta mujer, todo se desprende de su amor y temor al Señor. El éxito de su prosperidad radica, en que se preocupa en guardar su corazón y obedecer a Dios. Todo lo hace bien porque su sabiduría viene del Señor. Tiene claro qué debe y no debe hacer, porque el Señor le hace inteligente.
Job 28:28 confirma que la sabiduría y la inteligencia que proviene de Dios, es la que te hace valiosa y exitosa en la vida. Las obras y la belleza, no es que no sean importantes, sino, que el verdadero valor está en buscar amar a Dios por sobre todas las cosas. ¡Marquemos la diferencia…!
Tu valor no se encuentra en las cosas materiales, ni en tu carrera o que hayas sido muy exitosa, tu valor radica en que todas tu obras o tus acciones sean para agradar a Jesús. Dios siempre te va a dar el valor que mereces aunque otros no tomen en cuenta nada de lo que haces y el esfuerzo que hayas invertido allí.