¿Cuál debería ser la actitud de un cristiano frente a Halloween?
La fiesta conocida como Halloween tiene sus raíces en la civilización celta que creció y floreció hace unos dos mil años en lo que hoy es Irlanda, el Reino Unido y el norte de Francia. Esta civilización tenía la costumbre de celebrar el año nuevo el 1 de noviembre, cuando se percibía los primeros fríos del invierno, estación asociada con la muerte. La celebración se iniciaba la víspera, en la cual los celtas creían que los espíritus de los muertos visitaban el mundo de los vivos para otorgar poderes sobrenaturales, para realizar conjuros, y para adivinar el futuro.
Los sacerdotes celtas, llamados druidas, festejaban la presencia de los espíritus de los muertos por medio de realizar enormes fogatas, por medio de sacrificar animales e inclusive, por medio de sacrificar seres humanos. La gente en general pensaba que en aquella noche se podía lanzar un conjuro maligno a otra persona y con ese fin se disfrazaban y visitaban las casas de los demás para solicitar alimentos o bienes, bajo la amenaza de que si no lo hacían lanzarían un conjuro maligno. Este es el origen de la moderna práctica de los niños en Halloween cuando van a las casas disfrazados y dicen trick or treat, “conjuro o trato” y los huéspedes entregan dulces para evitar el conjuro.
¿Cuál debería ser la actitud de los creyentes con respecto a esta fiesta? Pues siendo que lo que se practica en esta fiesta tiene sus raíces en costumbres paganas de antaño y siendo que esas prácticas tienen claras vinculaciones con espíritus malignos, con la muerte, con la hechicería, con el ocultismo, con la violencia, con el miedo, es necesario que los creyentes no tomemos parte en ninguna de las cosas que se practica en Halloween.
La Biblia claramente prohibió a los hijos de Israel adoptar las costumbres paganas de los que habitaban la tierra prometida y prohibió cualquier contacto con el ocultismo, como la adivinación, la hechicería, el espiritismo. Deuteronomio 18:9-11 dice: Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos.
Además de abstenerse de participar en cualquier cosa relacionada con Halloween, los creyentes debemos alertar a todos en cuanto a los peligros del Halloween. Quien está detrás de todo lo que se practica en Halloween es el mundo espiritual maligno. Los pastores deberían instruir a su grey en cuanto a los peligros del Halloween.
Los padres deberían enseñar a sus hijos acerca de los riesgos del Halloween, que enfatiza violencia y muerte, los creyentes deberíamos mostrar que Cristo ofrece paz y vida eterna. Halloween enfatiza horror y miedo, los creyentes deberíamos mostrar que Cristo ofrece paz y seguridad. Halloween enfatiza el ocultismo, los creyentes deberíamos mostrar que la Biblia nos ordena a apartarnos de cualquier práctica ocultista, como la hechicería, la adivinación, el espiritismo.
Mientras el mundo se entrega a la celebración de Halloween, los creyentes deberíamos reunirnos en familia o en la iglesia, para alabar al Señor, para orar, para oír su palabra. Lo importante es que los creyentes manifestemos una conducta diferente en este día.